Partimos de la base de que la edad recomendable para acudir al ortodoncista es a los 6-7 años de edad ya que es entonces cuando salen los primeros molares definitivos que serán los que guíen la erupción del resto de los dientes en la arcada dentaria.
A esa edad los especialistas pueden estudiar los distintos huesos y si están en la correcta posición y forma, así como el número de dientes, la forma y su disposición.
Aunque de entrada pueda parecer muy precipitado, es importante tener un diagnóstico a estas edades ya que la prevención temprana, tanto en la ortodoncia como en la salud en general, es un factor clave para detectar a tiempo posibles deficiencias disminuyendo con ello el tiempo de tratamiento posterior en caso de necesitarlo.
En una primera fase de ortopedia se utiliza un tipo de aparato específico que permite desarrollar y guiar el correcto desarrollo de los maxilares.
En una segunda fase pasamos a los tratamientos con brackets muy extendida entre los adolescentes, aunque cada vez se está popularizando más entre adultos.
Conviene explicar que en adultos el problema ortodóncico no suele darse de forma aislada, sino que se puede precisar de la ayuda de otros profesionales para poder llevar a cabo este tratamiento, como pueden ser los periodoncistas, prostodoncistas o implantólogos. También ocurre que a estas edades suelen aparecer problemas en las encías, o alguna pérdida en algún diente o incluso alguna deformidad facial tan extensa que requiera la colaboración de un cirujano maxilofacial.
Tanto los niños como los adolescentes y los adultos pueden llevar un tratamiento de ortodoncia siempre que esté adaptado e individualizado a las necesidades de cada uno.
Por tanto, la ortodoncia no es sólo cosa de niños. Por nuestra experiencia muchos son los pacientes adultos que requieren de ella, entre ellos:
- Los que no pudieron tratarse cuando eran más jóvenes y deciden hacerlo ahora, bien porque no le detectaron su problema o por falta de medios económicos.
- Los que sienten la necesidad de tratamiento por los cambios naturales que se producen a lo largo de los años: cambios en la posición de los dientes y modificación de las encías que antes no existían.
- Aquellos que requieren de tratamientos restauradores, tipo coronas y/o implantes, tras extracciones, fracturas desgastes o caries importantes a lo largo de la vida que no han sido sustituidos inmediatamente, donde el tratamiento previo de ortodoncia es a veces imprescindible para ser realizado o al menos muy recomendable para poder conseguir unos resultados óptimos tanto funcionales como estéticos.
- Pacientes que debido a enfermedad de las encías por la inflamación han visto cómo sus dientes se han desplazado, abriéndose frecuentemente espacios entre los dientes o «descolgándose» alguno de ellos.